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Desde que nacemos, tenemos que enfrentarnos a diversos problemas, lo que sucede al inicio es que la mayoría de nuestros problemas, si no es que todos nuestros problemas los resuelven nuestros padres o personas a cargo de nuestro cuidado.
Los problemas son dificultades a las que nos enfrentamos de manera cotidiana, algunas de ellas son sumamente fáciles de resolver, otras de ellas son extremadamente difíciles de solucionar, hasta donde tengo entendido prácticamente todos los problemas tienen solución.
Alguna vez tuve un problema que creí no podría solucionar, fue en ese momento que dije algo así: “No es justo, las demás personas no tienen problemas, ¿por qué yo si?”, pasaron algunos días que estuve con esa idea, al final logré solucionar mi problema y ya con las ideas más despejadas fue que me puse a analizar más detenidamente si realmente las demás personas no tienen problemas, y fue que llegué a las siguientes conclusiones:
Todas las personas tenemos problemas: Pareciera que hay personas que no tienen problemas, pero esto simplemente no ocurre; lo que sucede es que hay personas que le cuentan sus problemas a todas las personas con las que tienen interacción, hay personas que no le cuentan sus problemas a nadie, incluso hay personas que ni siquiera se han dado cuenta que tienen el problema; además hay que considerar que aunque existe una definición en un diccionario, lo que para ti puede representar un problema, para muchas otras personas no es un problema.
Todas las personas tenemos diferentes capacidades para la resolución de problemas: Aunque se supone que todos debemos recibir educación institucional, en donde nos enseñar las mismas cosas que a las demás personas, por lo menos a nivel país, resulta que la capacidad de resolución de problemas normalmente está determinada por otros muchos factores extras o adicionales, por ejemplo, la educación que recibimos por parte de nuestros padres, el momento de nuestra vida en el que nos empezamos a hacer cargo de nuestros problemas sin la intervención de otras personas, el tiempo con el que disponemos para resolver algún problema, etc. También podemos notar que algún problema que a ti te sería de suma facilidad su resolución, para otras personas sería algo muy complicado, y viceversa, algún problema que a ti te costaría demasiado tiempo o esfuerzo para solucionar, para otras personas sería muy sencillo de resolver.
Los problemas son acordes a nuestras capacidades: Hay dos frases que escucho de manera recurrente, dice: “La vida no te pone pruebas que no puedas superar” y “Dios no te pone pruebas que no puedas superar”; aunque no hay un método científico que respalde lo anterior dicho, parece ser que así funciona esto, y es que pon a trabajar un poco tu memoria… si eres una persona que tiene, digamos, 30 años, recordarás que los problemas a los que te enfrentabas cuando tenías 10 años, nada que ver con los problemas a los que te enfrentabas a los 15, 18, 21, 25 años, parece que efectivamente los problemas van creciendo junto con nosotros.
Si ignoras un problema, ¿éste desaparece?
No, por mucho que te hagas el que la virgen te habla e ignores un problema, el problema no se va a desaparecer, el problemas va a seguir, lo único que te puede “salvar” de solucionar un problema, y aún así el problema se quedará sin resolver, es la muerte.
¿Puedo ayudar a los demás a solucionar sus problemas?
Por supuesto, puedes aconsejar o incluso intervenir parcialmente en el problema de otra persona, siempre que la persona te solicite ayuda.
¿Puedo solucionar los problemas de los demás?
A menos que sea una persona pequeña que dependa de ti para solucionar sus problemas, no es recomendable que vayas por la vida solucionando problemas ajenos, yo considero que cada persona es capaz de aprender a solucionar sus problemas.
¿Puedo modificar mi capacidad de resolución de problemas?
Claro, la práctica hace al maestro, entre a más problemas te enfrentes y logres hacerles frente, mejor capacidad y tiempo de respuesta irás obteniendo; aunque esto tiene su contraparte, entre más problemas dejes sin resolver, puede que tus capacidades en lugar de mejorar, empeoren.
FIN.